Nuestro viaje a Fuerteventura empezó en su actual capital: Puerto del Rosario. Allí pasamos el primer día del viaje y nos permitió adentrarnos en la historia y la cultura de la isla.
Puerto del Rosario, a pesar de ser capital, no deja de ser una ciudad pequeña que no llega a los 40.000 habitantes pero tiene algunos rincones interesantes para decubrir y acercarse a su historia.
Por ejemplo, se puede visitar la casa de Unamuno, donde el escritor vivió exiliado en 1924. Pero ¡ojo! Si queréis entrar, tened en cuenta que cierran a las 14h. Nosotros no lo sabíamos y nos quedamos con las ganas.
Paseando por Puerto del Rosario también descubrimos la iglesia del Rosario y un pequeño rincón donde se conservan las antiguas casas de pescadores y un mural en blanco y negro que recuerda la vida rural de la zona.
Teníamos muchas ganas de playa así que al cabo de un rato de pasear no pudimos resistirnos y fuimos a la Playa Chica, dentro del núcleo urbano. Nos gustó porqué fue la primera playa que visitamos en la isla: arena blanca y agua muy limpia. Su gran pega es que está muy cerca del puerto y la verdad es que después de recorrer el resto de Fuerteventura pensamos que hay playas mucho más bonitas en la isla.
Un poco de historia
En la playa de Puerto del Rosario hay una bibliomóvil. Allí cogimos prestado un libro titulado «Puerto de Cabras – Puerto del Rosario. Una ciudad joven». Se editó en 1995 – tiene ya unos añitos – en motivo del bicentenario de la fundación de la ciudad. En ese libro descubrimos algunos datos interesantes sobre Puerto del Rosario y sobre Fuerteventura.
Por ejemplo, leímos que aunque las primeras visitas de colonizadores a la isla estan fechadas en 1402, Puerto del Rosario no se crea hasta el siglo XVIII, cuando hay un comercio floreciente y una pacificación del océano, que libera las costas de las incursiones corsarias.
La isla tiene 1659 quilómetros cuadrados – inluyendo la isla de Lobos – y es la segunda más grande del archipiélago de las islas Canarias, después de Tenerife. Se encuentra a sólo 100 km del desierto del Sáhara, cosa que condiciona su paisaje y su clima. Históricamente está dividida en dos grandes zonas: la norte – llamada Maxorata -y la sur, principlamente la península de Jandía.
Según cuenta el mismo libro, Fuerteventura es una isla marcada históricamente por la falta de agua. Esto ha limitado mucho su demografía. De hecho, está documentado que en una de las primeras incursiones de los colonizadores, un tal Gadifer de la Salle, visitó la isla durante ocho días y no se encontró con nadie. Aún así, diferentes estudios han estimado que en el momento de la llegada de los conqueridores había en la isla entre 300 y 1.000 personas.
La historia de Fuerteventura ha estado marcada por una pobreza endémica y por las migraciones. Mientras que en el siglo XVII se había conseguido llegar a los 2.000 habitantes – con grandes oscilaciones a lo largo del tiempo debido a fuertes hambrunas – a principios del siglo XVIII se llegó a los 11.000.
Aunque la población se mantuvo más o menos estable y que se empezaron a exportar algunos productos – como la cochinilla – las dificultades económicas hicieron que a principios del siglo XX estuviera prohibido emigrar de la isla. No fue hasta los años 60 que Fuerteventura empezó a abrirse al mundo con la llegada del turismo y con la exportación de su queso de cabra – el maxorero.
Pero también en esa época muchos isleños optaron por marcharse a las colonias españolas en el Sáhara aunque la cosa duró poco y con la descolonización , en los 70, los emigrantes volvieron a Fuerteventura.
A pesar del despegue económico de los últimos años, la sensación es que históricamente Fuerteventura ha sido la Cenicienta de las islas Canarias y en algunas épocas incluso se ha usado como lugar de destierro, como en el caso de Unamuno.
Pero a pesar de ello, sus paisajes desérticos y solitarios nos cautivaron, la isla de Fuerteventura para nosotros ha sido un gran descubrimiento. Os lo iremos contando en los próximos posts.
Donde comer en Puerto del Rosario
Durante nuestra estada en Puerto del Rosario, además de descubrir la historia de Fuerteventura también tuvimos ocasión de descubrir el restaurante La Jaira de Demián. Se trata de un local que ofrece una cocina basada en los productos tradicionales de la isla pero con recetas modernas y de presentación original.
De hecho, el nombre «jaira», hacer referencia al nombre canario para cabra. Tanto la carne como la leche de este animal abundan en la cocina típica de Fuerteventura. Y en La Jaira de Demián pudimos probar varios platos con carne de cabra cocinada de diferentes formas. Nosotros optamos por pedir varios platos y compartirlos. Os dejamos con algunas fotos.
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