Un campo de refugiados palestino

Palestina alberga lugares de visita imprescindibles para comprender la historia y la cultura de lo que llamamos el mundo occidental – no nos gusta mucho el término, pero no acabamos de encontrar otro que nos encaje. Visitar Jerusalén, Belén o incluso la más alejada Hebrón, nos permite revisitar de forma vivencial nuestros libros de historia y darnos cuenta, a la vez, que es una historia compartida por muchos pueblos – del Mediterráneo, pero no sólo. Palestina también alberga rincones de una belleza natural que impresiona. Pero si visitas Palestina no puedes obviar su historia reciente – de los últimos 100 o 150 años – y esto pasa, entre otros, por conocer qué es un campo de refugiados palestino.

Entrada campo de refugiados Aida

Refugiados en Oriente Próximo

Hasta el inicio de la guerra en Síria – en 2011 – Palestina tenía el dudoso honor de ser el pueblo con más refugiados. Se calcula que actualmente son unos 5 millones de personas refugiadas aunque la cifra no está clara, puesto que hay diferentes métodos de contabilizarlo. Por ejemplo la UNRWA – Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo, en sus siglas en ingles – sólo contempla y da apoyo a las personas – y sus descendientes – que en 1948 se refugiaron en Jordania, Líbano, Siria, Cisjordania y la Franja de Gaza. No contemplan, por tanto, todas las que huyeron a otros países o las que abandonaron sus hogares en las guerras posteriores.

Entrada campo de refugiados Aida

Esperando el regreso

La guerra de 1948 fue la más traumática para el pueblo palestino y la que representó un punto de inflexión en su memória colectiva. En aquel momento se creó el estado de Israel, ocupando las tierras donde vivían los palestinos y que en las últimas décadas habían estado bajo dominación turca primero, y británica después. En aquel momento muchas famílias abandonaron sus hogares llevando consigo unas pocas pertenencias y las llaves de sus casas, confiando que en pocos días podrían regresar. Ya han pasado más de 70 años y todavía no han podido regresar, principalmente porqué el estado de Israel no reconoce el derecho al retorno.

Una de las cosas que nos impresionó visitando un campo de refugiados palestinos fue que muchos de ellos todavía guardan estas llaves, aunque en la mayoría de los casos el día que por fin puedan regresar sus casas ya no existirán o estarán ocupadas por colones israelíes. También había quien las vendía a modo de souvenir en tiendecillas improvisadas para los pocos turistas que se dejan caer en un campo de refugiados.

Otra sorpresa para nostros fue que, lejos de nuestras imagénes preconcebidas sobre un campo de refugiados, allí no hay tiendas de campaña. En los primeros años supongo que sí que las había, pero después de décadas la gente ha ido construyendo sus casas con los pocos materiales de obra que pueden comprar o que les facilita la UNRWA. Las casas, o incluso edificios bajos, dejan en muchos casos calles estrechas por donde poder pasar puesto que la densidad de población de los campos es muy alta y hay que aprovechar el espacio.

Llaves refugiados palestinos

Mejor con guía

Nosotros tuvimos ocasión de visitar el campo de refugiados de Aida, en Belén. Aunque fuimos por nuestra cuenta, creo que si quieres visitar un campo de refugiados es mucho mejor que contactes con alguna organización local – o incluso un guía – que te acompañe. No sólo porqué vas a poder comprender mucho mejor todo lo que veas sinó porqué la presencia de estranjeros desconocidos no siempre está bien vista: la vida en un campo de refugiados no es fácil y a veces se generan tensiones, la presencia de personas desconcidas algunos la ven con recelo.

Más allá del recelo, hay que pensar que en los campos palestinos hay una alta densidad de población y altas tasas de desempleo, entre otras cosas porqué quien vive en un campo difícilmente va a conseguir un permiso para trabajar en Israel, como sí pueden hacer muchos palestinos que no viven en los campos. Además, los campos que estan en la zona de Cisjordania, estan controlados de cerca por el ejército israelí: el campo de Aida, por ejemplo, está cercado por un gran muro y con torres de vigilancia cada pocos metros. Esto hace que en épocas de tensión política pueda haber disturbios en los campos o en los alrededores de forma habitual. Por todo ello es recomendable dejarse aconsejar y guiar por la gente local sobre cómo y cuando visitar un campo de refugiados en Palestina.

Muro y torre de vigilancia

Poner en contexto a la realidad

Mural de Leila Khaled en el campo de Aida

A pesar de todo lo que os contamos en este post, nuestra experiencia fue muy itneresante. Dentro del campo nos encontramos con algunas personas amables con las que conseguimos hacernos entender con su limiatado inglés y nuestro lamentable árabe. Además de visitar el campo, nos vino muy bien documentarnos antes de nuestra visita. Próximamente prometemos otro post sobre libros que ayuden a acercarnos y saber mucho más sobre Palestina y su historia. De momento, os dejamos con esta invitación a conocer mejor la realidad de las personas refugiadas en Palestina, ahora que se acerca el 20 de junio, el día mundial de los refugiados.

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